La Verdad con Compasión: Lo que la Iglesia debe saber sobre inmigración y beneficios sociales
- Instituto Teológico Exartizo
- 27 may
- 3 Min. de lectura
Texto base:
“El forastero que resida con vosotros será como uno nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo…” (Levítico 19:34)

Introducción
Entre la confusión y el llamado bíblico
En el debate nacional sobre inmigración, uno de los argumentos más repetidos es que los inmigrantes indocumentados “reciben beneficios pagados por los contribuyentes”. Esta afirmación, repetida por muchos
sectores políticos, especialmente dentro del Partido Republicano, ha sembrado confusión, enojo e incluso rechazo en nuestras comunidades. Peor aún, hay pulpitos que se han contaminado con estas ideas malformadas. Pero como líderes del Reino de Dios, no estamos llamados a repetir discursos políticos, sino a discernir la verdad a la luz de la Palabra y la justicia de Dios.
¿Qué dice la ley?
Legalmente hablando (PRWORA: 8 U.S.C. §1611 & 8 U.S.C. §1621), los inmigrantes indocumentados no califican para la mayoría de los programas de asistencia federal, como:
Medicaid (excepto en emergencias)
Medicare
Cupones de alimentos (SNAP)
Seguro por desempleo
Seguridad Social (SSI)
Excepciones limitadas incluyen:
Medicaid de emergencia
Atención en hospitales públicos (por ley federal)
Educación pública para niños (K-12)
Algunos beneficios estatales en lugares como California o Nueva York
Nota: Muchos hijos de inmigrantes indocumentados son ciudadanos estadounidenses, y como tales, sí pueden recibir beneficios. Esto se ha malinterpretado como si los padres indocumentados también los recibieran directamente.
¿Por qué se repite entonces que "los ilegales viven de los beneficios"?
Por confusión genuina, al ver a familias inmigrantes accediendo a escuelas o servicios de salud pública.
Por razones políticas, para justificar restricciones migratorias o recortes presupuestarios.
Por falta de información pastoral y comunitaria que ayude a separar verdad de percepción.
El llamado ético del Evangelio
Como iglesia, no podemos basar nuestra postura en ideologías políticas, sino en el carácter de Cristo. Jesús mismo fue un refugiado en Egipto (Mateo 2:13-15), y la Ley de Moisés constantemente nos llama a tratar al extranjero con justicia y amor.
“Fui forastero y me recogisteis” (Mateo 25:35)
Negar dignidad a las personas por su estatus migratorio es una traición al corazón del evangelio, que nos llama a defender la verdad con misericordia, y a buscar justicia con humildad.
¿Qué puede hacer la iglesia?
Educar con datos confiables y no repetir rumores o ideologías sin base.
Acompañar a las familias inmigrantes con orientación, oración y recursos prácticos.
Orar por nuestras autoridades y promover políticas justas y humanas.
Formar discípulos informados que piensen bíblicamente sobre la justicia social.
Conclusión
Ver con los ojos del Reino Dios
Nuestro deber no es alimentar el miedo, sino proclamar la verdad que liberta. Como pastores y líderes cristianos, debemos ser puentes de compasión e inteligencia espiritual, discerniendo entre lo que el mundo grita y lo que Dios susurra a su pueblo.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7)
Referencias legales:
Personal Responsibility and Work Opportunity Reconciliation Act (PRWORA) of 1996, Pub. L. No. 104-193, 110 Stat. 2105 (1996). Codificado en 8 U.S.C. §1611–1621.
La sección 8 U.S.C. §1611 (a) establece lo siguiente:
“A un extranjero que no sea un extranjero calificado no se le permitirá recibir ningún beneficio público federal…”
Y la sección 8 U.S.C. §1621 (a) amplía esta disposición al nivel estatal:
“A menos que una ley del estado indique lo contrario, un extranjero que no sea un extranjero calificado no es elegible para ningún beneficio público estatal o local.”
U.S. Code. (n.d.). Title 8—Aliens and Nationality, Chapter 14: Restricting Welfare and Public Benefits for Aliens. Retrieved from https://www.law.cornell.edu/uscode/text/8/chapter-14
Una realidad que tenemos que aprender