En Puerto Rico, nacemos con ciudadanía estadounidense, pero sin voto presidencial ni representación plena. Somos tratados como ciudadanos cuando conviene, pero marginados en derechos clave. Esta desigualdad no es un error, es el resultado de leyes coloniales aún vigentes. La verdadera justicia requiere voz profética, reforma legal y una iglesia que no se calle.

Los inmigrantes indocumentados no reciben beneficios federales, excepto en emergencias. La ley es clara (PRWORA 1996), pero aún así se difunden falsedades. La Iglesia debe responder con verdad y compasión, no con ideologías. Jesús fue refugiado y nos llama a amar al forastero. Seamos voz profética, no eco del miedo. Mateo 25:35 | Levítico 19:34

La teología necesita aprender a escuchar a quienes han sido históricamente marginados, como las comunidades hispanas, afroamericanas, indígenas y las mujeres. Leer la Biblia desde sus experiencias es clave para descolonizar una fe influenciada por estructuras de poder e imperios. La hermenéutica poscolonial no destruye la fe, la libera, restaurando dignidad y justicia. La Iglesia está llamada a ser un espacio donde todas las voces sean escuchadas y el Evangelio se viva con es

Este artículo aborda la preocupación pastoral del nacionalismo cristiano.