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¿Es la administración de la Iglesia un don del Espíritu Santo?

Actualizado: 10 mar



Título: ¿Es la administración de la Iglesia un don del Espíritu Santo?


La pregunta con relación a la administración arriba descrita nos da un desafío a nuestra posición teológica. En este blog consideraremos si la administración es un don dado por el Espiritu Santo similar a los 9 dones de los espirituales descritos en 1ra Corintios 12:8-10. Algunas tradiciones deben admitir que no tienen una posición de enseñanza teológica en este asunto. La administración no se estima o se enseña como don dentro su contexto. Algunos la ven como habilidades naturales o por la formación educativa que se obtienen a través de los estudios seculares, y, por ende, humano y no espiritual. Es importante aclarar que muchas iglesias usan la administración, aunque no se reconoce o se ha interpretado correctamente como don espiritual para el beneficio de los ministerios en la iglesia.


Como un don, entendemos que la razón de que esto pueda desestimarse es porque se considere inferior a los dones ilustrados en 1 Corintios 12:8-10[1]. En nuestro contexto, necesitamos entender que la diversidad de dones dados por el Espíritu Santo no se limita a los dones representados en 1 Corintios 12:8-10. El hecho de que las personas que administran no están en esta lista de 1 Corintios 12:8-10, pero sí en 1 Corintios 12:28, “indica que las distintas listas son representativas y no exhaustivas”.[2] Matthew Henry y Francisco Lacueva, en el Comentario Bíblico de Matthew Henry, expresan lo siguiente con relación a este tema:


"La lista es distinta de la de los versículos 8-10, pues allí se hablaba de dones, y aquí se habla de personas que poseen los dones y los ejercen. El resto de la lista del versículo 28, encabezados, no por un «cuarto», sino «después», lo que da idea de que estaban subordinados a los tres géneros de ministerio mencionados, primeramente, así como su carácter secundario, accesorio, para edificación de la iglesia, NO APARECEN YA EN FORMA PERSONAL, sino impersonalmente, de la forma siguiente: ‘después poderes…, después carismas de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas’."[3]

 

Por tal razón, se aspira a ayudar a otras personas líderes a ejercer y desarrollar el don de administración en la iglesia, desarrollando así sus dones y ministerios. “Una buena administración no debe apagar al Espíritu; en realidad una buena administración es un don del Espíritu Santo”.[4] Es importante notar que, entre personas entrevistadas, la mayoría (46%) en el estado de Ohio ve la administración como un don y ministerio. Estos resultados están presentados a continuación.

 

Las personas entrevistadas dentro de nuestro contexto en Ohio, solamente el 18% entiende que es un don y otros contestaron; “Ninguna de las anteriores” (9%) y “no sé” (9%). Esto demuestra una falta de estructura o capacitación o ambas dentro de nuestro contexto en Ohio. Ninguna de las personas entrevistadas de otros estados seleccionó estas dos alternativas en las respuestas a esta pregunta arriba descrita. Esto nos da a entender que se necesita incluir prácticas administrativas y talleres de capacitación dentro de nuestro contexto, para mejorar nuestra estructura y posición teológica en la administración. Estas respuestas no deben ser algo aceptable dentro de ninguna organización cristiana.


Aplicación del don de administración


Claramente podemos interpretar que el apóstol Pablo les quiso dejar saber que el don de administración en 1ra Corintios 12:28 era importante para los líderes de la iglesia de Corinto. Había unos problemas que necesitaban enfrentar, siendo prácticamente una iglesia nueva. El apóstol Pablo les dejo ver que, entre la diversidad de los dones, existía uno, el de administrar (gobernar o liderar), en la iglesia que les ayudaría organizar la iglesia en la realidad existente en que se encontraban. Por eso, también el apóstol Pablo les afirmo que buscaran los dones mejores, los que eran necesarios para sus necesidades existentes.


El don de administración es necesario en la iglesia, no importando el ciclo o la etapa en que se encuentre la iglesia. “Una persona que tiene el don de la administración puede organizar y cuidar los detalles. También puede delegar y motivar a la gente”.[5] “El don de administración es una gracia de Dios para avanzar en medio de las dificultades y crecer en la dependencia suya hasta llegar a la meta”.[6] “El don de administración se considera un don de acción de servicio al igual que el de ayuda [u] oficios”.[7] “Son los que dirigen a otros en su trabajo. Son organizadores, administradores, pastores y funcionarios que guían y dirigen la iglesia”.[8]


El don de la administración no se considera entre los “dones sobrenaturales, como los milagros, sanidades y lenguas, pero que Pablo incluye junto a los milagros y sanidades, y los coloca antes de las lenguas”.[9] Aunque esto también es cierto en nuestra teología, podremos cambiar podemos cambiar este pensamiento mostrando que la administración es un don espiritual (charisma). Lo antes presentado nos hace entender que ningún don espiritual se debe ver como algo secundario, aunque no esté entre los dones sobrenaturales. Los dones espirituales están disponibles para que la iglesia sea edificada y la administración es un don que no debe desatenderse. La palabra griega que se usa para describir a los que administran en 1 Corintios 12:28 es “eita charismata” (después dones de), refiriéndose a los que administran como un don espiritual. En otras palabras, otra traducción de este texto de 1 Corintios 12:28 pudo haber sido: después dones de ayuda, administración y géneros de lenguas, indicando que estos son unos dones del Espíritu Santo. La administración es una herramienta para el liderazgo de la iglesia.


Este texto aplica a nuestro contexto como referencia a una explicación a la diversidad de los dones espirituales. Nuestro contexto no debe enfatizar solamente en los dones expresados en 1 Corintios 12:8-10. Claramente nos deja ver que no podemos limitar al Espíritu Santo en su diversidad y que el don de administración es un don dado a la iglesia hoy para que podamos trabajar más eficientemente y en orden.


Tenemos claro que la administración—según nos indica en 1 Corintios 12:28—es un don para liderar en las funciones de la iglesia. Aunque alguna persona puede ejercer una función en la iglesia de administradora (liderazgo), es esencial que entendamos que la administración como un don nos ayuda a gobernar en la iglesia y toda persona líder debe tomar provecho de este don espiritual para edificación de la iglesia. El apóstol Pablo claramente nos recomendó, cerrando el capítulo 12 de 1 Corintios: “Procurad, pues, los dones mejores”.


Por esto hacemos un llamado claro a que entendamos que los mejores dones para la iglesia son los que la iglesia necesite y no solamente los de 1 Corintios 12:8-10. El don de administración es uno de los dones que hace falta a la iglesia hoy en día.



 

Referencias


[1] “Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas”.


[2] Crossway Bibles. 2008. The ESV Study Bible. Wheaton, IL: Crossway Bibles. p. 2,210.


[3] Henry, Matthew & Lacueva, Francisco. 1999. Comentario Bíblico de Matthew Henry. Barcelona, España: Editorial CLIE. pp. 1,626–1,627.


[4] Barratt, David; Beaumont, Mike; Lalleman, Pieter; Littledale, Richard; Reid, Debra; Stobart, Andrew & Williams, Derek. 2012. «La Biblia, libro a libro». En Manual Bíblico Nelson. Nashville, TN: Grupo Nelson. p.128.


[5] Vogt, John F. 1997. El Espíritu Santo: El dador de vida. Editado por Curtis A. Jahn. Traducido por Sandra Corzo. Enseñanzas de la Biblia Popular. Milwaukee, WI: Editorial Northwestern. p. 113.


[6] Caballero Yoccou, Rauĺ. 1991. El líder conforme al corazón de Dios. Miami, FL: Editorial Unilit. p. 21.


[7] Fee, Gordon D. 1994. Primera epístola a los Corintios. Grand Rapids, MI: Nueva Creación. pp. 699–704.


[8] Toppe, Carleton A. 1998. 1 Corintios. Editado por Roland Cap Ehlke, Armin J. Panning, y G. Jerome Albrecht. La Biblia Popular. Milwaukee, WI: Editorial Northwestern. p.123.


[9] Agosto, Efraín. 2008. 1 y 2 Corintios: Conozca su Biblia (Minneapolis, MN: Augsburg Fortress). pp. 98–101.

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